PorDianaGarcia
¡Buenas tardes! Esta vez una Coca-Cola sin hielo para él y un café para mí, por favor.
Allá vamos con nuestro tercer encuentro. ¡Qué buen rato hemos pasado! Gracias por compartir con nosotros tu opinión y experiencia.
R.L. ¿Qué son para ti los Recursos Humanos (RRHH)?
Los RRHH tratan la gestión de las personas para que las empresas de producción o de servicios hagan las cosas adecuadamente, tanto bajo el entorno legal como bajo el de gestión.
R.L. ¿En qué medida crees que el papel de un departamento de RRHH es importante?
Para mí es fundamental. La gestión de las personas es imprescindible para la consecución de cualquier objetivo. Es básico y primordial.
R.L. ¿Conoces bien el funcionamiento de las consultoras de RRHH en general?
No, realmente tenía poco conocimiento sobre ellas antes de conoceros. Las funciones que he desarrollado en mis puestos de trabajo no han estado relacionadas con este ámbito, y por ello no conocía sus labores con detalle.
R.L. ¿Alguna vez habías oído hablar del outplacement o recolocación?
Sí, pero como decía, por los trabajos que yo he realizado no había tenido nunca que informarme sobre este tema. Sí había oído la palabra «outplacement» alguna vez. Ahora a todo el mundo le gusta usar anglicismos (risas).
R.L. En la actualidad, hay cierta tendencia a valorar la personalidad de los candidatos y su potencial de desarrollo por encima de sus conocimientos técnicos. ¿Qué opinas acerca de esto?
Yo creo que el conocimiento técnico es necesario, pero también es verdad que es imprescindible tener en cuenta las capacitaciones y aptitudes de las personas. Es como el péndulo: hemos pasado de valorar mucho la parte técnica a valorar más las personalidades. Cada puesto requiere cosas distintas, pero creo que es muy importante tener en cuenta la capacidad de las personas para afrontar cualquier reto, ¿no?
R.L. ¿Recuerdas tu primera entrevista?
Era joven, tenía 24-25 años y estaba muy nervioso. Cometí muchísimos errores de libro, ya que no tenía ningún conocimiento ni experiencia en cómo hacer una entrevista, pero aun así, salí airoso. Era para una beca y me admitieron. Recuerdo perfectamente, y siempre lo comento, que tuve el error de preguntar el horario. El hombre muy educadamente me dijo «de 8 a 17 horas». Yo pregunté «¿de 8 a 5?», y él me contestó «no no, entre 8 y 17 horas, las que necesites para hacer tu trabajo.» No he vuelto a preguntar horarios (risas).
R.L. ¿En cuántos procesos de selección has participado, aproximadamente?
En esta última etapa he participado en unos 10 procesos, más o menos. Te hablo de procesos de selección con cierta seriedad en los que haya tenido, al menos, una entrevista, ya sea por Skype, por teléfono o presencial.
R.L. ¿Te concentras en algo en particular cuando te diriges a una entrevista?
Si hay algo que hago siempre es preparar bien la entrevista. Me gusta saber con quién voy a hablar, qué empresa es, qué perfil buscan, qué tipo de producto realizan, etc., y en base a eso, preparo desde el vestuario hasta «el discurso». Yo soy una persona natural y extrovertida, y considero que la empatía y la asertividad que te dan los años es un punto a favor en las entrevistas, pero no por ello dejo de prepararlas.
R.L. ¿Algún truco para los nervios antes de una entrevista?
Me gusta llegar siempre con tiempo. No necesariamente acceder al lugar de la entrevista, porque creo que eso no es bueno, pero sí localizarlo. Una vez localizado me tomo un café y me doy un paseo. Eso me relaja mucho.
R.L. ¿Alguna anécdota o ejemplo de pregunta que te hayan hecho alguna vez que no te esperaras?
En una entrevista en Vitoria tuve la mala suerte de que mi entrevistador tuviera un tic nervioso: guiñar el ojo. Al principio pensé, «¿pero qué le pasa a este hombre?». Luego me di cuenta de lo que sucedía y tuve que hacer un esfuerzo realmente grande primero, para no reírme y segundo, para no mirarle a los ojos especialmente cada vez que me hacía un guiño. Fue todo un reto intentar mantenerme serio y concentrarme en lo que me estaba preguntando.